Colonia Pueblo Mexicaltzingo

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Colonia Pueblo Mexicaltzingo

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La Colonia Pueblo Mexicaltzingo es una colonia dentro de la Alcaldía Iztapalapa en la Ciudad de México.

Historia[editar | editar código]

Prehispánica[editar | editar código]

Origen de Mexicaltzingo

Durante la estancia de los mexicas en territorios de Culhuacán, en el siglo XIV, se establecieron entre ambos grupos relaciones de parentesco e intercambio cultural que resultaron de provecho para la fundación del señorío mexica años más tarde, como comenta Tezozomoc:[1]

Y los mexicanos ya permanecían, ya hacían nueras a las hijas doncellas de los culhuacanos ellos, los mexicanos, y los culhuacanos ya hacían yernos suyos a los hijos mancebos de los mexicanos, ya en verdad así son hijos suyos[...]. Y luego atravesaron hacia acá allá en Culhuacan los mexicanos. Las trajeron a sus esposas, las hijas doncellas de los culhuacanos, ya les hacen hijos allá dentro del poblado de Culhuacan.[1]

Finalmente los mexicas tras haber permanecido cerca de veinticinco años en territorios culhuaque, son expulsados del lugar por haber, de nueva cuenta, causado horror entre la población, en particular a Acamapichtli el viejo, hijo de Cocoxtli, quien estaba a unos días de convertirse en el próximo tlatoani de Culhuacán, tras varios años de haber quedado el gobierno bajo la responsabilidad de jefes militares, tras la muerte de su padre Cocoxtli. Sobre la expulsión del pueblo del sol de Culhuacán, existen dos versiones. En la primera, los mexicas celebraron una fiesta en honor al próximo tlatoani de Culhuacán en Tizaapan, entonando cantos, llevando a cabo bailes, y cuando la festividad estaba pasando por sus mejores momentos, los mexicas sacaron a cuatro prisioneros xochimilcas para su sacrificio. Quedando tan aturdidos los culhuas que al volver a su ciudad pensaron en la necesidad de deshacerse de ellos, resolviendo expulsarlos de su Estado. [1] La segunda versión del incidente es particularmente provocativa y más atroz. Enella, los mexicas abandonan Tizaapan por designio de su dios Huitzilopochtli, que les ordena dejar de tratar a los culhuacanos de manera familiar e iniciar la guerra. Para ello, tendrían que ir a pedir a la doncella Toci, a la hija amada del próximo tlatoani de Culhuacán que sería el motivo de la discordia y enemistad entre ambos pueblos, ya que por orden de Huitzilopochtli, los mexicas dieron muerte a la mujer, la desollaron y vistieron con su piel a un sacerdote. Después, invitaron al padre, a Acamapichtli el viejo, al templo, quien teniéndolo por bien, empezó a hacer grandes ceremonias, y a cortar la cabeza de las codornices y de las demás aves, que formaban parte de su ofrenda, sin que el noble culhuaque pudiera percatarse delante de quien realizaba sus reverencias por estar la pieza algo oscura:[1]

y tomando un bracero con lumbre en la mano, según la industria que le dieron, echó incienso en él, y comenzando a incensar se encendió de modo que la llama aclaró el lugar donde el ídolo y el cuero de su hija estaba, y reconociendo la crueldad tan grande cobrando grandísimo horror y espanto soltó de la mano el incensario y salió dando grandes voces, diciendo :“aquí, aquí mis vasallos los de Culhuacán, venid a socorrer una maldad tan grande como estos mexicanos han cometido ; que sabed que han muerto a mi hija y la han desollado y vestido el cuero a un mancebo y me lo han hecho adorar; mueran y sean destruidos hombres tan malos y de tan malas costumbres y mañas, no quede rastro ni memoria de ellos; demos vasallo mios fin y cabo de ellos.[1]

Los mexicas salieron de las tierras de Culhuacán defendiéndose, resistiendo, muchos mexicas “salieron flechados y mal heridos,” otros fueron “aspados en palos”. Los sobrevivientes, que lograron esconderse entre los tulares y carrizales, se establecieron en un lugar cercano a Culhuacán, de nombre Acatzintitlán, lugar que los mexicas nombraron más tarde como Mexicaltzingo “asentamiento de los mexicas o “asentamiento de la casa de los mexi”. No obstante, los aztecas reanudaron su peregrinar en dirección norte de la cuenca, asentándose a mediados del siglo XIV en las inmediaciones de Iztacalco, en sitios como Acolco, Iztacalco y Mixuhcan, e iniciando una nueva etapa, ahora como vasallos de los tepanecas de Azcapotzalco.[1]

En 1413 es asesinado el tecutli o el administrador de tributos de Culhuacán, el culhua-mexica Nauhyotl, quien supo imponer durante su gestión el culto a Huitzilopochtli, buscando desplazar la devoción a Quetzalcoatl como la más importante dentro de la religiosidad culhua. Nauhyotl es asesinado por el tlatoani de Azcapotzalco, quien designó, entre los más destacados tecutlis de la parte sur de la cuenca de México, a dos de sus hijos: Quetzalayatzin o Tayatzin al mando de Mexicaltzingo y Maxtla como el gobernante deCoyoacán, Culhuacán y Xochimilco.[1]

En 1430 Izcoatl mandó fundar el señorío de Iztapalapa con el propósito de contar con un mayor control de la región del sur. Con ello Culhuacán se encontró colindando hacia el norte con pueblos que tuvieron por origen núcleos de poblamiento mexica: Iztapalapa, en la ladera norte del cerro de la Estrella, Mexicaltzingo, ubicado entre “el espeso de los carrizales y fangoso de los espadañales”; visitado por primera vez por los mexica a su exilio de Culhuacán a principio del siglo XIV y Huitzilopochco, colindante con el pueblo de Coyoacán, fundado a mediados del siglo XV y que hoy se conoce como Churubusco.[1]

Con la presencia de Iztapalapa, Mexicaltzingo y Churubusco, Culhuacán, el antiguo refugio tolteca, también emparentado con los mexica, perdió la hegemonía política de la región del sur de la cuenca, para compartirlo con los otros tres altepetl o pueblos mexica, conformando entre los cuatro una nueva entidad política, fundamental en términos territoriales para Tenochtitlán conocida como los nauhtecutin, que significa “los cuatro señores”, expresión usada para hacer alusión a los cuatro gobernantes de esa zona chinampera.[1]

En lo sucesivo la presencia de los cuatro pueblos formó parte activa de las campañas militares encabezadas por Tenochtitlán, aportando de manera continua guerreros que engrosaron las filas de los ejércitos mexica. Participaron como aliados en las conquistas que Moctezuma I realizó contra los mixtecos. Con su sucesor, Axayácatl, lucharon para someter al territorio matlalzinca cuya ciudad principal era Tollocan, que lograron controlar dando pie a nuevas campañas hacia el oeste, en dirección al territorio tarasco.[1]

A pesar de las conquistas que se llevaron a cabo más allá del altiplano central bajo el gobierno de Axayácatl, la victoria militar más recordada de este tlatoani sucedió en 1473 en la cuenca de México, cuando tuvo lugar la contienda entre las dos principales ciudades mexica: Tenochtitlán y Tlatelolco. En el conflicto prestaron apoyo a los mexicas tlatelocas los pueblos de Azcapotzalco, Tenayuca y los pueblos ubicados al sur de la cuenca: Chalco, Mexicaltzingo, Huitzilopochco, Xóchimilco, Tláhuac, Mixquic y Culhuacán.[1]

Construcción de la calzada-dique de Mexicaltzingo

Las obras hidráulicas cercanas a Culhuacán, erigidas en el tiempo de la hegemonía mexica fueron la calzada-dique a Iztapalapa, hoy calzada de Tlalpan y la calzada- dique a Mexicaltzingo, hoy calzada Ermita Iztapalpa. La calzada a Iztapalapa se construyó en 1428, siendo la vía terrestre más larga sobre el agua, que conectaba la ciudad de Tenochtitlán con la de Xochimilco; en su trayecto contaba con puentes y compuertas para controlar el agua, sirviendo para represar las aguas dulces que fluían de los lagos del sur, Xochimilco y Chalco, y limitar los afluentes salobres que llegaban del oriente. La calzada- dique a Iztapalapa, también permitía aprovechar las corrientes de ríos que bajaban de montañas al poniente del Valle, como los ríos Churubusco, Mixcoac, Tacubaya, Cuajimalpa y Chapultepec, afluentes que contribuyeron a hacer posible que existieran presas de agua potable y chinampas al sur de la ciudad mexica.[1]

La calzada-dique de Mexicaltzingo se construyó, de igual manera durante el siglo XV, en el punto geográfico donde se unía el lago salobre de México y el dulce de Xóchimilco en el estrecho sur del antiguo lago. Esta obra corría de manera paralela a la vieja calzada- dique de Culhuacán comunicando a los pueblos de Iztapalapa y Méxicaltzingo, asentados hacia el norte del cerro de la Estrella, con el pueblo de Churubusco, asentado en las orilla de las lomas de Coyoacán.11 La separación entre ambas albarradas, que surcaban el estrecho sur del lago debió ser de poco más de dos kilómetros, que es la distancia que existe entre el pueblo de Culhuacán y el de Mexicaltzingo. Por igual, ambas albarradas entroncaban al poniente con la calzada-dique a Iztapalapa; la de Culhuacán a la altura de, hoy, calzada de Tlalpan y avenida Taxqueña y la de Mexicalzingo en la intersección actual de Tlalpan con la calzada Ermita Iztapalapa.[1]

Mientras que para la ciudad mexica el albarradón de Mexicaltzingo garantizaba un muro de contención que administrara las aguas de los lagos del sur, para los pueblos de Mexicaltzingo, Churubusco y Culhuacán significó contar con un lago artificial de agua menos salobre entre ambos albarradones. El lago de Mexicaltzingo, como se le conoció a este lago artificial durante la época colonial, debió resultar favorable en ciertas zonas para el cultivo en chinampa, permitiendo a los habitantes del pueblo de Culhuacán extender su zona chinampera hacia el noroeste, al otro lado del viejo albarradón de Culhuacán, aprovechando los afluentes del río Churubusco y manantiales locales. Para los pueblos de Mexicatzingo y Churubusco fundados al margen del inicio de las aguas saladas, el lago aumentó su acceso al agua potable.[1]

Guerra de conquista

A la llegada de los españoles a la región de los nauhtecutin, visitada por primera vez a fines de 1519, se estima que vivían en Culhuacán alrededor de 4,000 habitantes, teniendo por tlatoque a Totocomoctzin. En los otros tres pueblo vecinos de Culhuacán, gobernaba en Mexicaltzingo Tochihuitzin, en Huitzilopochco Huitzilatzin y en Iztapalapa Cuitláhuac. Los últimos días del gobierno de Moctezuma comprenden el inicio del fin del Imperio Mexica, con el recibimiento y alojo de los españoles en Tenochtitlán, y los acontecimientos que conllevan a la captura de Moctezuma y el levantamiento del pueblo mexica.[1]

Durante la conquista los cuatro pueblos culhuaque pelearon contra los españoles. Presentando un primer episodio de guerra en Iztapalapa contra las tropas de Gonzalo Sandoval que venían de Texcoco, lugar donde Cortés se encontraba alistando trece bergatines para atacar Tenochtitlán.[1]

En Iztapalapa, los nauhtecutin lograron una parcial victoria sobre los españoles cuando los pobladores de la región lacustre, fingiendo una retirada, abandonaron su ciudad y se internaron en el lago para romper por la noche el dique de Mexicaltzingo, ocasionando que las aguas de los lagos de Chalco y Xóchimilco se desbordaran hacia la ocupada ciudad de Iztapalapa, inundándola y logrando la retirada del enemigo, que pudieron morir ahogados en la maniobra si es que los señores principales de Texcoco que los acompañaban no les previenen. Las represalias fueron duras para los nauhtecutin, “pues se dice que los españoles regresaron para hacer una cruenta matanza que destruyó las ciudades y las calzadas y las dejó convertidas en pueblos de cientos de vecinos.”[1]

Colonial[editar | editar código]

Al termino de la conquista del Imperio Mexica los españoles comenzaron a repartirse el derecho de tributo y trabajo de los pueblos sometidos. A Culhuacán, Iztapalapa, Mexicaltzingo y Churubusco, les correspondió en un inicio entregar su trabajo y servicios para la creación y manutención de la nueva ciudad española sobre las ruinas de Tenochtitlán. Poco después el trabajo de estos pueblos se distribuyó entre la Corona, la Ciudad de México y encomenderos particulares.[1]

Al inicio de la época colonial, la Corona española era representada por los soldados españoles que sustituyeron a los mexicas en la cúspide del sistema jerárquico mesoamericano, dirigiéndose al monarca Carlos V, a los conquistadores españoles y a la ciudad de México la recaudación de tributos de los pueblos sojuzgados. Entre los tributos con los que contaba la nueva capital española para su construcción y sustento sobre la antigua Tenochtitlán, estaba el trabajo procedente de los pueblos de Culhuacán, Iztapalapa, Churubusco y Mexicaltzingo, junto con los vecinos de Tláhuac y Mixquic. Al poco tiempo, el trabajo de estos pueblos lacustres fue reasignado.[1]

El pueblo de Mexicaltzingo fue el único de las cuatro comunidades que en 1525 se convirtió en posesión de la Corona, y para 1530 ya había sido designado como corregimiento en el nuevo orden político que establecieron los españoles. Dentro de la jurisdicción política de Mexicaltzingo se encontraba el pueblo de Culhuacán, Iztapalapa, Churubusco, sumándose en el trascurso de la Colonia otras comunidades vecinas, ubicadas más al oriente.[1]

En Culhuacán, Iztapalapa, Mexicaltzingo y Churubusco que fueron señoríos vinculados al Imperio Mexica, los caciques que continuaron con la administración de las comunidades eran familiares de los últimos tlatoanis aztecas: Don Diego Tizaatli de Moctezuma fue nombrado cacique de Culhuacán durante los primeros años de la Colonia, mientras que el cacicazgo en Iztapalapa lo ocupó Don Alonso de Axayacatl, hijo de Cuitláhuac. En el ámbito económico, los caciques se encargaban de recaudar el tributo, alistar entre los pobladores la mano de obra y organizar, tanto como para ellos como para los encomenderos, el servicio personal de los pobladores. En la cuestión religiosa la adhesión de la nobleza indígena a las prácticas cristianas era esencial para incentivar entre sus subordinados una mejor respuesta “y lograr que cumplieran con sus obligaciones contraídas como asistir a misa, dar limosna, edificar iglesias o enviar a los niños a cursos de religión.”[1]

El tramo entre Culhuacán y Mexicaltzingo del ahora Canal Nacional, era considerado un tramo peligroso de la acequia, por la fuerza de la corriente y remolinos que se formaban, esa fue la razón por la que se levantó la pequeña iglesia cuyos restos aún se podían ver a mediados del siglo XX en el pueblo de la Magdalena. En la Relación Geográfica de Mexicaltzingo, escrita el 7 de Febrero de 1580, se menciona “que pasan de tres o cuatro mil [canoas] cada día y van a parar a la ciudad de México” a través de esta acequia principal.[1]

La enfermedad del cocoliztli, que provocaba una fiebre letal y hemorragias a los pobladores, es también mencionada como la principal causa de muerte entre los habitantes de los pueblos vecinos de Culhuacán hacia 1580. 92En el pueblo de Mexicaltzingo había poco más de 550 habitantes para 1580, incluyendo a “todos, varones y hembras, chicos y grandes” contando con no más de 200 tributarios.“Y, en otros tiempos, había muchos más que el presente, y la causa de esta disminución han sido algunas pestes generales que ha habido en esta orbe”, mencionado de manera especial la epidemia de 1545, 1576 y “las que al presente hay.”[1]

El 22 de julio de 1743 el alcalde mayor de la jurisdicción de Mexicaltzingo, don Gaspar Orozco, fechó las breves relaciones geográficas de los pueblos de Culhuacán, Istapalapa, Mexicaltzingo, San Mateo Choloposco, Santa Maria Astaguacán, Santa Martha, los Santos Reyes, Santiago Cagualtepec y San Lorenzo. Dando a conocer que la jurisdicción a su cargo estaba integrada por 9 pueblos con una población total de “892 familias de indios, 31 de españoles y 49 de mulatos y mestizos.” El alcalde refirió que el tamaño de la jurisdicción es “de norte a sur como tres leguas y media y de oriente a poniente cinco. En toda ella no se habla más que el idioma mexicano. Hay 4 curatos, 2 de religiosos y 2 de clérigos.”[1]

A comparación de los demás pueblos de la jurisdicción de Mexicaltzingo, Culhuaćan era el pueblo territorialmente más grande y con el mayor numero de familias, contando con “ 234 familias de naturales y 5 de españoles y 15 mulatos y mestizos que llaman de razón.” Mientras que el pueblo de Istapalapa era el segundo pueblo con más habitantes de la demarcación, sumando “130 familias de naturales, 6 de españoles y 19 de mulatos y mestizos.” Los pueblos con un menor índice de familias de la jurisdicción fueron Santiago Cagualtepec “con 38 familias de naturales y una de españoles” y San Lorenzo con “58 familias de naturales.” Ambas comunidades en administraciones anteriores fueron consideradas como pueblos sujetos a Culhuacán. El pueblo de Mexicaltzingo, cabecera de la jurisdicción, contaba con “un vecindario de 61 familias de indios y 6 de españoles, y 5 mulatos y mestizos que llaman de razón.”[1]

Siglo XIX[editar | editar código]

Ante el clima de inestabilidad e incertidumbre que se vivió en algunas partes de la Nueva España a partir del levantamiento insurgente de 1810, haciendas como la de San Antonio Coapa buscaron protegerse de posibles ataques, invirtiendo en la protección de sus fincas. Entre los gastos de la hacienda de San Antonio Coapa se encuentra que pagó del año 1812 a 1819 una tropa de soldados de Coyoacán para el resguardo de la hacienda, gastando en ello cantidades que iban desde los 760 a los 1 684 pesos anuales, además de un gasto adicional registrado como “gastos por la guerra”.73 Estos gastos de la hacienda de San Antonio Coapa indican que el temor de un posible ataque a la finca se contemplo durante casi toda la segunda década del siglo XIX.[1]

Dado que el ejército regular de la Nueva España resultaba insuficiente para enfrentar a los insurgentes, el virrey Venegas ordenó que se formaran juntas de guerra o patrióticas conformadas por la población para fortalecer la defensa del reino. Estas juntas fueron conformadas tanto por españoles, mestizos e indios. En los alrededores de la ciudad se integraron juntas patrióticas en las diferentes jurisdicciones para defender la ciudad. Fue en 1814 cuando se buscó formar una junta patriótica en la jurisdicción de Méxicaltzingo compuesta por “40 patriotas”, sin embargo “los ayuntamientos de Iztapalapa, Culhuacán, Santa María, y San Lorenzo se oponen a la creación y manutención de dichos patriotas”, por lo que se levantan actas al respecto y se acusa a dichos pueblos de insubordinación.[1]

Lorenzo Carrera quien fue el primer y único propietario de las tres haciendas de Coapa hasta poco antes de la época del porfiriato, fue un empresario de cuestionada reputación, que supo aprovechar entre 1830 y 1861 las circunstancias inestables de la vida política mexicana para hacer crecer su fortuna, al apoyar con sumas de dinero a los personajes interesados en gobernar el país, y una vez que se convertían en presidentes, realizaban negocios mediante concesiones otorgadas por los gobiernos que había apoyado. Durante la invasión norteamericana, Lorenzo Carrera facilitó al general y presidente Santa Anna la hacienda de San Antonio Coapa para la defensa de la capital, constituyendo junto con la plaza de Mexicaltzingo y el convento de Churubusco los tres puntos fortificados al sur de la ciudad para cortar el paso a las tropas invasoras. [1]

A falta de ejidos en el caso del pueblo de Culhuacán y comunidades vecinas, la ley de desamortización se ejerció con mayor probabilidad sobre las tierras al interior del pueblo, poniendo en venta los terrenos de usufructo familiar. La ley establecía que los terrenos fueran adjudicados a sus ocupantes o arrendatarios actuales pagando arbitrariamente 16.6 veces la renta anual, más un impuesto del 5 por ciento. Las tierras podían ser adquiridas tanto por habitantes de la comunidad que se encontraran trabajando esa tierra o gente extraña a la comunidad que demandara propiedad como inquilino. Si la persona que se encontraba arrendado la tierra no reclamaba para su benefició la compra del bien en determinado tiempo, cualquier persona lo podía hacer, aunque claro esta que la ley Lerdo fue una gran oportunidad para adquirir bienes raíces únicamente para las personas solventes, con algún dinero contante y sonante, con posibilidades de beneficiarse del remate de bienes eclesiásticos y tierras comunales.[1]

En 1856 Santiago Moreno aprovechó la ley de desamortización para comprar en el pueblo de Culhuacán un terreno por 5 000 pesos. Ya en 1841 Santiago Moreno era una persona con cierto capital en la región, al cual la marquesa de Vivanco recurrió para solicitarle 6 000 pesos en préstamo. Otras personas adineradas que se beneficiaron de la Ley de desamortización fue Victoriano Sánchez y Joaquín María Anzorena, que compraron el potrero y las salinas del pueblo de Mexicaltzingo, pagando el primero la cantidad de 29,166. 66 pesos y segundo 19,566 pesos.[1]

Siglo XX[editar | editar código]

El 29 de abril de 1918 los vecinos del pueblo de Culhuacán solicitaron a la Comisión Nacional Agraria que se les otorgara la tierra necesaria para sus integrantes. A partir de entonces la dependencia de gobierno comenzó a estudiar la zona, levantando planos e información al respecto para cumplir el reparto agrario, que también lo solicitaron los pueblos de Mexicaltzingo, Churubusco, San Pablo Tepetlapa y la Candelaria Coyoacán, apelando al cumplimiento de la ley decretada el 6 de enero de 1915, incorporada al artículo 27 constitucional.[1]

Los dueños de la Hacienda San Antonio Coapa intentaron dividir la finca durante el proceso revolucionario, pero les faltaba el conocimiento de cuál sería la superficie máxima no expropiable, y tampoco podían llevar a escritura pública las ventas, porque no llegaban a un acuerdo con las autoridades del Distrito Federal sobre el pago de las contribuciones. Cuando se firmaron las escrituras de venta de la hacienda en 21 porciones de 75 hectáreas cada una en 1922, ya era demasiado tarde, pues había peticiones en curso para la dotación de ejidos de pueblos cercanos. Como indicaba el Secretario General de la Comisión Nacional Agraria al propietario, no se conocía "la validez de los fraccionamientos de los predios que se llevan a cabo cuando las tierras de dichos predios está pendiente una acción de restitución o dotación de ejidos a los pueblos colindantes". [2]

Las fechas cobraban gran importancia, pues, cuando se escrituró la venta de la Hacienda a los diferentes compradores, los fraccionistas, el 12 de agosto de 1922, cuatro pueblos ya habían solicitado estas tierras: Culhuacán, Churubusco, Mexicaltzingo y San Pablo Tepetlapa. Y al año siguiente, 1923, fueron en efecto dotados todos ellos con los ejidos. Diferente suerte corrió el pueblo de la Candelaria, que había solicitado la dotación del ejido en diciembre de 1922. La Candelaria consiguió en marzo de 1924 la conseción de 205 hectáreas de la hacienda para 180 ejidatarios, pero hubo un recurso de amparo de los dueños, los fraccionistas, que consiguieron un fallo favorable en julio de 1927, ordenando la devolución de las tierras. La sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideraba que la subdivisión de la hacienda no se había hecho "con el propósito de eludir el cumplimientos de las Leyes Agrarias y en perjuicio del pueblo de la Candelaria", y que los lotes resultantes no podían servir para la dotación de los ejidos por ser "pequeñas propiedades". [2]

Siglo XXI[editar | editar código]

Análisis Urbano Arquitectónico[editar | editar código]

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Arquitectura[editar | editar código]

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Guarderías[editar | editar código]

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Oficinas de Correos[editar | editar código]

Oficinas Gubernamentales[editar | editar código]

Oficinas Privadas y Coorporativos[editar | editar código]

Otros Establecimientos[editar | editar código]

Panteones[editar | editar código]

Penitenciarías y Centros de Readaptación[editar | editar código]

Recorridos de Interés[editar | editar código]

Tiendas de Autoservicio[editar | editar código]

Tiendas, Farmacias y Misceláneas[editar | editar código]

Talleres[editar | editar código]

Unidades Habitacionales[editar | editar código]

Referencias[editar | editar código]

Bibliografía[editar | editar código]

  1. 1,00 1,01 1,02 1,03 1,04 1,05 1,06 1,07 1,08 1,09 1,10 1,11 1,12 1,13 1,14 1,15 1,16 1,17 1,18 1,19 1,20 1,21 1,22 1,23 1,24 1,25 1,26 1,27 1,28 1,29 1,30 Rafael Pérez Reyes, Culhuacán: del entorno lacustre a las unidades habitacionales : un recorrido por los cambios en la fisonomía al sureste de la Ciudad de México. Tesis para obtener el título de Licenciado en Historia. México: UNAM, 2018.
  2. 2,0 2,1 Rafael Mas Hernández, "Notas sobre la propiedad del suelo y la formación del plano en la ciudad de México", en Ería: Revista cuatrimestral de geografía, Nº 24-25, 1991, págs. 63-74.