Monumento a Álvaro Obregón

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Datos

Época

Monumento a Álvaro Obregón

Monumento a Álvaro Obregón


El Gobierno de la CDMX hizo en 2014 la restauración del exterior del monumento y destinó un presupuesto de 3 millones de pesos para la iluminación exterior.[1]

El Monumento a Álvaro Obregón, constituye uno de los hitos de la zona sur de la Ciudad de México en la Colonia Chimalistac, aunque muchas personas piensan que está en la Colonia San Ángel. Está incluido en la categoría de los 49 Monumentos más emblemáticos de la Ciudad de México. Este monumento fue erigido en el año 1935 para conmemorar el asesinato del presidente Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928. Se encuentra dentro del parque de la Bombilla, lo que anteriormente era el elegante restaurante que llevaba el mismo nombre, lugar donde se llevo a cabo el homicidio a manos de León Toral y la Madre Conchita, presunta autora intelectual del crimen. Se dice que el monumento se levantó exactamente dónde falleció el General Obregón.

La construcción de monumento esta constituida por una gran torre hueca al interior que presenta una amplia escalinata de acceso custodiada por dos grandes esculturas de piedra realizadas por el artista Ignacio Asúnsolo. Dentro del monumento se encuentra una gran sala que anteriormente albergaba la mano que Obregón había perdido en una batalla anteriormente y que ya ha sido retirada. Frente al Monumento se encuentra un gran espejo de agua alineado con cipreses que dan realce al lugar.

La construcción del parque inició en junio de 1934 durante la presidencia del general Abelardo L. Rodríguez y se inauguró el 17 de julio de 1935, siendo presidente de la República el general Lázaro Cárdenas. El proyecto es obra del arquitecto Enrique Aragón Echegaray.

Ubicación[editar | editar código]

El Monumento a Álvaro Obregón se ubica a un costado de la Avenida Insurgentes sobre la Avenida de la Paz en la Colonia Chimalistac. En el centro del parque, el cual cuenta con andadores de adoquín y secciones de jardines semiabandonados, se levanta un parámetro piramidal sobre un gran zócalo circular; la construcción destaca por su volumen y por la posición que ocupa sobre una explanada, también circular, rodeada por la abundante vegetación del jardín. Al frente está un espejo de agua flanqueado por cipreses y ya alterado por instalaciones que lo convirtieron en fuente. Lo rodea una cerca de herrería que sirve de protección; ambos son barrera para el reflejo cercano y apacible. [2]

Historia[editar | editar código]

Este monumento fue erigido en 1935 para conmemorar el asesinato del presidente Alvaro Obregón acaecido en 1928 en este mismo lugar. Dicho acontecimiento sucedió en el marco de una comida en el elegante restaurante La Bombilla que se encontraba en medio de las huertas de Chimalistac que alguna vez pertenecieron al Convento del Carmen. En dicha comida, celebrada el 17 de julio de 1928, el entonces presidente electo fue asesinado por José de León Toral con la complicidad de la Madre Conchita como parte de un complot de la iglesia católica para evitar que Obregón llegara de nuevo al poder y acelerara la separación entre la Iglesia y el Estado.

Asimismo en la explanada del Parque de La Bombilla se realizan frecuentemente diversas ferias comerciales con productos artesanales o de temporada. El basamento del Monumento a Alvaro Obregón también es frecuentado por jóvenes que montados en patineta aprovechan los taludes para realizar este deporte. [3]

Este monumento fue erigido en el año 1935 para conmemorar el asesinato del presidente Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928. Se encuentra dentro del parque de La Bombilla, lo que anteriormente era el elegante restaurante que llevaba el mismo nombre, lugar donde se llevo a cabo el homicidio a manos de León Toral y la Madre Conchita, presunta autora intelectual del crimen. Se dice que el monumento se levantó exactamente dónde falleció el General Obregón.

La construcción de monumento esta constituida por una gran torre hueca al interior que presenta una amplia escalinata de acceso custodiada por dos grandes esculturas de piedra realizadas por el artista Ignacio Asúnsolo. Dentro del monumento se encuentra una gran sala que anteriormente albergaba la mano que Obregón había perdido en una batalla anteriormente y que ya ha sido retirada. Frente al Monumento se encuentra un gran espejo de agua alineado con cipreses que dan realce al lugar. [4]

La construcción del parque inició en junio de 1934 durante la presidencia del general Abelardo L. Rodríguez y se inauguró el 17 de julio de 1935, siendo presidente de la República el general Lázaro Cárdenas. El monumento al interior del jardín se encuentra ubicado en el mismo sitio donde el estadista militar fuera asesinado por de León Toral y la Madre Conchita, presunta autora intelectual del crimen. El proyecto es obra del arquitecto Enrique Aragón Echegaray.​ [5]

Biografia de Álvaro Obregón[editar | editar código]

El General Álvaro Obregón fue personaje muy importante en la historia de México. Su apellido aparentemente proviene de O’Brien, nombre irlandés que se castellanizó como Obregón. Combatió en numerosas batallas contra diversos grupos revolucionarios en una de las cuales (Celaya, Guanajuato) perdió un brazo que, igual como lo había hecho en su tiempo con su pierna el Presidente Antonio López de Santa Anna, fue conservado en formol para que más adelante estuviera expuesto durante más de 60 años en su monumento. Fue electo presidente en 1920 por un período de cuatro años. Pero, una vez terminado ese lapso, promulgó un cambio a la Constitución para que pudiera reelegirse en 1928 aunque una de las principales banderas de la Revolución había sido la “No Reelección”. Se dice que de no haber sido asesinado poco antes de tomar posesión por segunda vez seguramente hubiera continuado en la silla presidencial durante treinta años o más como lo había hecho Porfirio Díaz.

Durante su presidencia logró una gran cantidad de metas terminando con los levantamientos y fuera por la fuerza, matando a muchos de los oficiales, entre los que se contaba el General Felipe Ángeles a quien Obregón culpaba por la pérdida de su brazo y Francisco Serrano, su rival político, o por el soborno. No en vano se le atribuye la frase de: “No hay general que aguante un cañonazo de 50,000 pesos”. Aunque actualmente la suma ya no es muy alta, el concepto sigue siendo real. Creó la Secretaría de Educación, encabezada por José Vasconcelos, que impulsó la alfabetización y la pintura mural. Además, inició la reforma agraria y concluyó negociaciones con los Estados Unidos que culminaron con los Tratados de Bucareli con lo cual cesaron las reclamaciones de ciudadanos estadounidenses por daños sufridos desde hacía más de 50 años. En 1924, estableció relaciones con la Unión Soviética, con lo que México fue el primer país americano en hacerlo.

Pocos días después de haber sido reelecto, fue invitado por una delegación de políticos guanajuatenses a una comida en su honor a celebrarse en el restaurante La Bombilla. La ocasión fue aprovechada por José de León Toral para presentarse como caricaturista ante los invitados y al estar dibujando el retrato del presidente electo, sacó una pistola y lo mató de cinco tiros. [6]

Arquitectura[editar | editar código]

Contexto[editar | editar código]

La forma arquitectónica y la escultura tienen intención conmemorativa, buscan exaltar, ser símbolo y referencia heroica y urbana a la vez. Sus características gritan volúmenes elocuentes, inducen estados anímicos muy precisos y sugieren una historia trágica y gloriosa con remembranzas turbulentas. Finalmente, es la arquitectura y su diálogo con la escultura, la relación que nos permite una ironía: la premura con la que se terminó el monumento y la falta de fondos, obligó a modificar la altura proyectada; así, un monumento mutilado, para un héroe mutilado, es el calificativo más preciso, de una vez, para la construcción de una heroicidad y de una arquitectura que no se pudo rematar.

No está de más, en este punto, señalar que nuestro argumento a lo largo de este trabajo busca superar el nivel elocuente, presente en esta descripción; mismo que consideramos necesario para resaltar la experiencia emocional del visitante al acercarse y penetrar en el monumento. Más adelante privilegiaremos el nivel de crítica, a la luz del análisis no sólo de la escultura y la arquitectura, sino, sobre todo, de su interacción.

Exterior[editar | editar código]

A un costado de la Avenida Insurgentes sobre la Avenida de la Paz en el centro de San Ángel, está el parque que se conoce con el nombre de Parque del Monumento a Álvaro Obregón. En el centro del parque, el cual cuenta con andadores de adoquín y secciones de jardines semiabandonados, se levanta un parámetro piramidal sobre un gran zócalo circular; la construcción destaca por su volumen y por la posición que ocupa sobre una explanada, también circular, rodeada por la abundante vegetación del jardín. Al frente está un espejo de agua flanqueado por cipreses y ya alterado por instalaciones que lo convirtieron en fuente. Lo rodea una cerca de herrería que sirve de protección; ambos son barrera para el reflejo cercano y apacible.

El paramento es de planta cuadrangular que se va estrechando conforme se eleva

Tres de sus caras acogen adosados relieves monumentales, sus nombres son:

El Sacrificio

El Triunfo

La Región Norte

La cara frontal rompe la continuidad al permitir una amplia escalinata de piedra. Que topa con una enorme y pesada puerta de acero de dos hojas, donde una colosal cadena es cerrojo inviolable. A esta entrada, la escoltan dos gigantes femeninas con posturas de avanzada pero serenas, el escultor Asúnsolo las nombra "El Trabajo" y "La Fecundidad"; como los relieves antes mencionados, también éstas son alegorías

Interior[editar | editar código]

El interior es de planta ochavada, un enorme pozo al centro acusa el recorrido que impone el espacio: deambular en espiral

Al entrar, el visitante encuentra ostentación en el material: pisos y muros de ricos mármoles rosados salpicados de vetas en negro o bien, mármol negro combinado con rosado. Un altar da la bienvenida de frente al espectador; es una escultura monumental en bronce de cuerpo completo del héroe homenajeado con el título: "Al General Álvaro Obregón en el lugar de su sacrificio"

Flanqueando el altar hay dos inscripciones, a la izquierda dice: "Paladín de las instituciones, abatió el pretorianismo, su genio militar lo elevó hasta las cimas insuperables que en la América nuestra sólo alcanzaron Morelos y Bolívar". A la derecha dice: "Estadista de la Revolución, restituyó la tierra a los campesinos, consagró la libertad de pensamiento, dignificó a los trabajadores y con la escuela iluminó el alma de las multitudes".

En lo alto, coronando el altar, un águila de perfil despliega sus alas. El visitante no puede acercarse de pronto a la figura del héroe, el pozo central es una duda que se debe resolver; cuando se inclina, le brinda una forzada reverencia transformándose al papel de devoto. A la efigie del héroe la custodian y miran dos esculturas de las mismas dimensiones y material: se trata de dos soldados revolucionarios en actitud de respeto.

Para descubrir el motivo real de la existencia de la cárcava circular al centro, se debe bajar a un nivel inferior por unas estrechas escaleras de mármol; ahí se percibe otro ambiente: circular, cerrado, oscuro y se experimenta una sensación de frío. Dos musas en relieve, en permanente desconsuelo.

velan esta suerte de catacumba, característica que le imprime el material y la iluminación: mármol en piso y muros, bronce en los soportes y estructuras del techo que combinado con alabastro filtra una iluminación muy íntima.

Finalmente, cristal para resguardar el fondo de la intrigante oquedad. El enunciado plasmado sobre la circunferencia es de una emotividad retórica contundente pues caracteriza, de tajo, la lealtad del personaje homenajeado a la causa revolucionaria: "Muero bendiciendo la Revolución. Santana [sic] del Conde, Gto., 3 de junio de 1915. Aquí 11 de julio de 1928".

Al asociar la figura conmemorativa del altar con esta inscripción, el mensaje es autorreferencial; la oquedad resguarda, a manera de prueba pericial, el sitio donde cayó muerto un héroe; más aún, sugiere un deceso violento, un sacrificio.

La intención es fijar en la memoria, el momento y sitio preciso de la muerte, el primer instante, el más violento. No se quiere marcar un sitio de reposo eterno, sino el lugar del brutal exterminio. Aunque no es un entierro, la presencia–ausencia del cuerpo muerto consagra el lugar. Con la segunda parte de la inscripción referida se reafirma la intención de ubicación con un adverbio fáctico: "Aquí", pero aún queda una duda, ¿a qué se refiere esta palabra? La fecha marcada tiene 13 años de diferencia con la segunda; no puede señalar el momento del nacimiento, está refriendo un acontecimiento sobresaliente.

La respuesta está en el nicho de este sótano, en donde se ofrece una escultura en bronce representando el brazo del General.

que manifiesta la razón por la cual tiene un muñón la escultura del altar. Así, dos momentos dramáticos y crueles se fijan por medio de las inscripciones que formulan una vida ejemplar, donde el cuerpo tuvo la peor parte. Para comprobar la sublimidad del héroe, está la arquitectura.

El recorrido espacial no sólo permite el viaje en descenso sino también en ascenso para llegar al altar principal y luego, a través de una pequeña puerta, hasta una angosta y larga escalera de caracol que conduce a un mirador interior formado por un octágono que se mira desde abajo.

Este espacio de contemplación hacia adentro, originalmente estuvo pensado para apreciar murales que decorarían lo alto de las paredes que ascienden estrechándose hasta terminar en otro mirador, mucho más reducido, esta vez exterior.

Tal y como lo describe el arquitecto José Villagrán, el monumento compite en altura con su entorno, ya que la verticalidad del mismo hace eco de los árboles que lo circundan. Desde ahí puede apreciarse un panorama de frondosas crestas de árboles, vestigio de lo que fuera el parque de la Bombilla y sus alrededores, el convento y huerto de El Carmen de la Villa Álvaro Obregón [7]

El comitente y los constructores[editar | editar código]

Los agentes involucrados en la erección del Monumento a la memoria de Álvaro Obregón fueron: Aarón Sáenz, nacido en Monterrey, Nuevo León (1891–1983). En su carácter de comitente tuvo una trayectoria destacada como crítico desde su época estudiantil, como militar, funcionario y empresario. Fue además amigo personal y testigo en el asesinato de Álvaro Obregón. Como Regente de la Ciudad de México promovió la construcción del monumento conmemorativo; orador el día de su entierro en 1928 en Sonora y en la inauguración del Monumento, el 17 de julio de 1935.

La presencia de Aarón Sáenz en la política del país fue contundente en los momentos en los que se gestó la idea de la construcción del Monumento en estudio. Su relación con el homenajeado fue muy cercana, pues convivieron desde las luchas armadas del movimiento revolucionario, hasta la llegada a la presidencia de Obregón.

Ignacio Asúnsolo, el escultor, nacido en Durango (1890–1965), ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1908 en donde imperaba una enseñanza tradicional de la escultura a partir de modelos clásicos, en un contexto en el que la experimentación vanguardista permeaba el continente europeo. Este germen de lo innovador, aunado a las formas que creó en su interpretación de lo nacional fue característico en su obra escultórica.

No menos importante es la presencia de Enrique Aragón Echeagaray, quien realizó sus estudios de arquitectura en la Universidad Nacional y en 1934, junto con Ignacio Asúnsolo, ganó el concurso para la construcción del Monumento a Obregón. Posteriormente realizó otras obras arquitectónicas en el país y en el extranjero, entre las cuales destacan, en 1947 el Monumento a los Niños Héroes, el edificio de la Secretaría de Recursos Hidráulicos y el de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación. Además del ejercicio de la arquitectura, desarrolló la pintura. [8]

Discurso Ideológico[editar | editar código]

La construcción oficial de la figura heroica de Álvaro Obregón de 1928 a 1935, se manifiesta en dos dimensiones discursivas que se complementan: la que está plasmada de forma elocuente en el monumento —obra del arquitecto y escultor— y la del comitente, Aarón Sáenz, que se transmitió oralmente en dos arengas cívicas: el día del entierro del caudillo revolucionario5 y en la inauguración del monumento votivo;6 en medio de estos dos momentos está el expresado por escrito, al presentar el proyecto ganador de la convocatoria para dicha construcción.7

Los dos primeros ofrecen una ideología revolucionaria que legitima al héroe, el último es la interpretación en formas y superficies que lo presenta sublimado.

En la arenga ante su sepulcro el 26 de julio de 1928 en Huatabampo, Sonora, Aarón Sáenz pronuncia un discurso breve en el que formulará ideas que después repite en el otro sermón, más extenso, siete años después al sur de la Ciudad de México. El caso más evidente es el ideal revolucionario perseguido por Obregón; al dedicar el discurso en segunda persona, Sáenz dice:

"[...] tu vida [...] consagrada a la Revolución y a la redención de las clases trabajadoras, proletarias y campesinas, va a ser de hoy en más, la gloriosa bandera con que la Revolución mexicana consolidará su obra definitiva".8

Otra idea, lógicamente acentuada a tan poco tiempo del crimen, es la del sacrificio: "[...] el esfuerzo de tu vida fue consagrado al servicio de una causa justa y popular"9 y más adelante señala:

En suma, las ideas recogidas son: la vida ejemplar de un hombre virtuoso termina trágicamente en un sacrificio; éste es ofrendado a un ideal revolucionario que se materializa en "la redención" de ciertas clases sociales del país, las que conforman la masa del pueblo mexicano.11 El obregonismo, así, es planteado como un principio ideológico que se habrá de seguir por aquellos que fueron sus partidarios, el grupo de poder que llegó de la región norte, más precisamente, de los rescoldos del "ejército del Noroeste":

Estos seguidores serán los que años después erigirán el monumento a su memoria en el lugar de su muerte.

En el discurso pronunciado durante la inauguración del monumento, en 1935, Sáenz abunda sobre el protagonismo de los actores políticos del grupo al que pertenece, trazando esta vez, no la descendencia sino la genealogía heroica de los "apóstoles" que vinieron del norte; primero fue Francisco I. Madero, después de él, "Sonora y Coahuila fueron el núcleo de esta epopeya, allí, irguiéndose contra la traición, grupos de patriotas levantaron el estandarte de la dignidad nacional [...] de sus ímpetus primeros surgió la austera personalidad de Carranza, en Coahuila, y la de Álvaro Obregón, en Sonora; figuras centrales de la apoteosis revolucionaria".13

Más adelante aclara un punto central de la ideología obregonista que no había desarrollado; "la redención" de las clases sociales estaría vislumbrada en la educación, el trabajo y el derecho sindical; y manifiesta que, así, un "mejoramiento colectivo" traerá "la evolución social de todas las clases".14

Ante todo lo dicho, al recurrir a la exposición que hace Sáenz del proyecto ganador, entendemos la breve relatoría sobre las representaciones alegóricas y la necesidad de su presencia en un monumento dedicado a su memoria:

Finalmente, "los símbolos que son ejes principales de la composición en el conjunto arquitectónico: por una parte, la figura que representa 'El Trabajo' y por otra 'La Fecundidad'",16 cerrando así, la idea planteada al inicio de la cita (Imagen 2).

En el desarrollo hasta aquí expuesto, vemos la necesidad de reflexionar sobre los siguientes aspectos:

Referencias[editar | editar código]