Cuarta visita Papal de Juan Pablo II

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La Cuarta visita Papal de Juan Pablo II fue uno los 49 acontecimientos inolvidables en la Ciudad de México. Esta fue la última vez que Juan Pablo II visitó el país pues tan sólo tres años después murió. La alegría que le dejó a los feligreses de la Iglesia Católica en su última visita fue memorable.

Datos

Época

Juan Pablo II y el expresidente Vicente Fox

Juan Pablo II y el expresidente Vicente Fox



Historia[editar | editar código]

En su quinta y última visita al país, el 2 de agosto de 2002, Juan Pablo II fue recibido por el presidente Vicente Fox. Esto significaba la apertura de las puertas del gobierno panista a la Iglesia Católica pues eran tiempos de la primera alternancia política en México.

El motivo de su visita fue la canonización de Juan Diego en la Basílica de Guadalupe y la beatificación de los mártires oaxaqueños Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles. En esa quinta visita, el pontífice inmortalizó la frase “México siempre fiel”, misma que repitió varias veces durante el mensaje a su llegada al hangar presidencial.[1]

La salud del Papa peregrino se había deteriorado considerablemente, sin embargo eso no impidió que volviera a México para despedirse pues ésta fue su quinta y última visita al país.

Por primera vez en la historia de México un presidente, que se había declarado católico y que incluso el día de su toma de posesión fue a darle las gracias a la Virgen de Guadalupe a la Basílica, besó el anillo del obispo de Roma al darle la bienvenida en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

La canonización de Juan Diego obedecía al interés de un sector del episcopado encabezado por el cardenal metropolitano Norberto Rivera, por impulsar una nueva devoción y un culto que fortaleciera el guadalupanismo y la identificación de la Iglesia católica con las causas indígenas. Sus intenciones pretendían extenderlo tanto a Latinoamérica como a Estados Unidos, por medio de las migraciones de trabajadores católicos,[2] así este personaje fue elevado a los altares y el número 464 en su pontificado.También beatificó a los indígenas de San Francisco Cajonos, Oaxaca, Juan Bautista y Jacinto de Los Ángeles, asesinados el 16 de septiembre de 1700.

La gente no dejó de gritarle a su paso: "México católico, siempre fiel", "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo", "Juan Pablo amigo, el pueblo está contigo" y "Juan Pablo, hermano, ya eres mexicano".En agosto de 2002, el pueblo católico mexicano se despidió del Papa peregrino, quien murió 2 de abril de 2005, en sus aposentos vaticanos.

En la homilía de la misa para la celebración de la santificación de Juan Diego, el Papa Juan Pablo II dijo estas palabras:

Con gran gozo he peregrinado hasta esta Basílica de Guadalupe, corazón mariano de México y de América, para proclamar la santidad de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el indio sencillo y humilde que contempló el rostro dulce y sereno de la Virgen del Tepeyac, tan querido por los pueblos de México. [...] Dirijo hoy un saludo muy entrañable a los numerosos indígenas venidos de las diferentes regiones del País, representantes de las diversas etnias y culturas que integran la rica y pluriforme realidad mexicana. El Papa les expresa su cercanía, su profundo respeto y admiración, y los recibe fraternalmente en el nombre del Señor.

Juan Diego, al acoger el mensaje cristiano sin renunciar a su identidad indígena, descubrió la profunda verdad de la nueva humanidad, en la que todos están llamados a ser hijos de Dios en Cristo. Así facilitó el encuentro fecundo de dos mundos y se convirtió en protagonista de la nueva identidad mexicana, íntimamente unida a la Virgen de Guadalupe, cuyo rostro mestizo expresa su maternidad espiritual que abraza a todos los mexicanos. Por ello, el testimonio de su vida debe seguir impulsando la construcción de la nación mexicana, promover la fraternidad entre todos sus hijos y favorecer cada vez más la reconciliación de México con sus orígenes, sus valores y tradiciones.

Esta noble tarea de edificar un México mejor, más justo y solidario, requiere la colaboración de todos. En particular es necesario apoyar hoy a los indígenas en sus legítimas aspiraciones, respetando y defendiendo los auténticos valores de cada grupo étnico. ¡México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México![3]


Referencias[editar | editar código]

  1. Tomado de: https://corat.mx/las-cinco-visitas-de-juan-pablo-ii-a-mexico/ Fecha de consulta: 14/05/2020
  2. Nora Pérez-Rayón. Juan Pablo II y México. ¿Una relación especial en el contexto mundial?UAM Azcapotzalco. Revisado en la página web: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-49642015000100005 Fecha de consulta 14/05/2020
  3. Tomado de: http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/2002/documents/hf_jp-ii_hom_20020731_canonization-mexico.html Fecha de consulta 14/05/2020