Primer Alumbrado Público

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El Primer Alumbrado Público en la Ciudad de México está fechado en 1783 en la calle Don Juan Manuel, ahora República de Uruguay en la Colonia Centro - Centro Histórico de la Alcaldía Cuauhtémoc, y en 1881 comienza la luz eléctrica en la Ciudad de México. En 1905 el alumbrado público eléctrico comenzó a llegar aún a los barrios más pequeños de la Ciudad, esta situación, que sin duda formo parte de la modernidad de aquellos años forma parte de una de las 49 Primeras veces en la Ciudad de México. El alumbrado público ha sido una de las constante preocupaciones del estado desde la época prehispánica y ha pasado por diferentes etapas hasta llegar a lo que hoy es, en donde no se puede imaginar el espacio público sin pensar en él.

Datos

Época
Siglo XIX / 1881

Alumbrado público reforma

Alumbrado público reforma



Historia[editar | editar código]

Iluminación con con el paso del tiempo.jpg

Antecedentes

Época Prehispánica

En la época precortesiana los habitantes de la gran Tenochititlán tenían como combustibles más usuales a la rajas de ocote y otra madera resinosa, quemaban el copal que es otra resma y las llamas que se producían servían de luz artificial. Colocaban en las paredes de sus casas, antorchas de ocote para indicar sus domicilios. Refiere Torquemada en la “Monarquía Indiana” que:

en la época de Motecuhsoma su policía era tan escrupulosa en la limpieza de la ciudad, que por lo menos en cada calle andaban mil hombres haciendo la limpieza de las mismas y que por las noches grandes braceros de fuego las alumbraban y el caso es que de día y de noche existía gran vigilancia.

Época Colonial

Siglo XVIII

Durante el primer siglo de dominación ni las autoridades ni los vecino se preocuparon por remediar tal situación y no fue sino hasta fines del siglo XVIII con el gobierno del 2o. Conde de Revillavigedo en que la ciudad de México dejo de vivir en la completa obscuridad.

En esta época y el 23 de septiembre de l763 el cuadragésimo cuarto virrey de la Nueva España Don Joaquín Monserrat, marqués de Cruillas, expide un documento ordenando que las personas coloquen una luz dentro de un farol en las balcones o ventanas de sus casas todas las noches desde las oraciones hasta después de la queda (diez de la noche) para que de ésta manera se observe más ó menos uniformemente iluminadas las calles evitándose insultos, pecados, asaltos, etc.

Primer Alumbrado Público

Debido a la oscuridad de las calles, comenzaron a haber una serie de asaltos e incluso asesinatos en el centro de la Ciudad, debido al miedo en 1783, los opulentos vecinos de la calle Don Juan Manuel, ahora República de Uruguay, instalaron, de trecho en trecho y por su propia cuenta, para paliar la inseguridad que por aquellos años asolaba a la Ciudad de México, una serie de brillantes faroles que la dejaron bien alumbrada. Y fue así, como se instauró el primer alumbrado público. Tal hecho tuvo muy buenas repercusiones, pues dos años más tarde se expidió un bando que ordenó que se pusieran faroles uniformes frente a «boticas, pulperías, cahuaterías, panaderías, vinaterías, tocinerías, casa de juego de trucos, mesones y casas de vecindad.[1]

El virrey don Matías de Gálvez por bando de fecha 6 de noviembre de 1783, se propuso reglamentar el alumbrado por medio de la instalación de faroles y en virtud de que dicha persona muriera, el referido bando fue publicado hasta el 29 de enero de 1785. El mismo establecía un plazo de cuatro meses a partir de esa fecha para que todas las personas que vivieran con comodidades, colocaran faroles uniformes tomándose como ejemplo las calles de Don Juan Manuel y San Agustín.

Por el año de 1787 el 13 de febrero la Real Audiencia establece que la iluminación deberá ser desde el toque de la oración, hasta la media noche desde dos días después de la luna llena hasta el sexto del cuarto creciente.

No fue sino hasta el año de 1789 el 17 de octubre cuando tomara posesión el quincuagésimo segundo virrey de la Nueva España Don Juan Vicente de Guemes Pacheco de Padilla Horcasitas y Aguayo, segundo Conde de Revillagigedo cuando quedó establecido el servicio de alumbrado. Se preocupo por mejorar en todas sus aspectos la ciudad y para el año de 1790 el 7 de abril, formula un reglamento que vendría a regular el funcionamiento del alumbrado de las calles de México, constituyendo una oficina integrada por un guarda mayor, un ayudante y guardafaroleros haciéndolos responsables de cualquier rotura en el material y en caso de que fuese un extraño el autor del deterioro se haría necesaria su aprehensión. Estas personas estaban equipadas de un chuzo, un silbato, una linterna, alcuza, paños y una escalera.

Sus funciones consistirían en efectuar rondas nocturnas por las calles, anunciar la hora y el tiempo, si había algún peligro o todo estaba sereno de ahí que se les diera el nombre de ‘serenos’’. Para la atención del alumbrado el virrey entregó la suma de veinte mil pesos al tribunal del Consulado para la Junta de Policía, cantidad que debía guardarse en un arca provista de tres llaves. Con la cantidad señalada se iniciaron los trabajos eligiéndose candilejas, faroles, pies de gallo. Contratándose con el mejor postor en almoneda pública y previos los pregones de la ley. A los faroles utilizados se les ponía aceite de nabo o de ajonjolí como los que se utilizaban para el alumbrado de las Plazuelas de la Santísima trinidad y en el molino de la esquina del Callejón del Cautivo frente a los Arcos de Belén.

Faroles

El alumbrado instalado por Revillagigedo constaba de 112 faroles de vidrio con lámparas de hojas de lata. El mantenimiento de dicho alumbrado importaba la cantidad de $35.429,00 más seis reales contando con noventa y tres “serenos”. En virtud de que en dichas funciones no tenían injerencia los particulares, queda así establecido un servicio publico a cargo de las autoridades.

En el año de 1799 la capital contaba con 1166 luces comparadas con las instaladas al inaugurarse el alumbrado en 1791, se puede notar un aumento de 87 luces.

Siglo XIX

En los albores de la Independencia y en una época posterior a ella no operó ningún cambio ya que el problema había quedado estático, hasta llegar al establecimiento del alumbrado de gas el que fue sustituido por la luz eléctrica que hoy ilumina toda la capital. En 1830 el Sr. Vicente Rocafuerte propuso el establecimiento de ese alumbrado de gas lo que se logró realmente hasta finales del año de 1867 época de la Restauración de la República, para extinguirse por el año de 1898.

Es al señor Don Samuel B. Knight, secretario de la Cía. Mexicana de Gas a quién cabe la satisfacción de haber introducido el alumbrado de gas a la Ciudad de México, pues había firmado contrato con la Corporación Municipal en mayo 16 de 1868.

Los habitantes de la capital recibían la Navidad de 1870 y por primera ocasión la Plaza de la Constitución aparece majestuosamente iluminada con alumbrado de gas hidrógeno, todo ello reportaba sin lugar a dudas mayor seguridad y comodidad para poder caminar por las noches sin ningún temor. Para el año siguiente o sea 1871 ya también el famoso barrio de Tepito tuvo el privilegio de contar con dicho alumbrado extendiéndose hasta el Puente de Chirivíto, así como también la Plazuela de la Florida, el Callejón de Cantaritos, Técpa de Tlatelolco, Libertad y Callejón del Carmen. Entre los años de1876 a l878, fueron numerosas las calles que empezaron a disfrutar de este servicio de alumbrado, así tenemos calles, callejones, plazas, Plazuelas, etc.

Luz electrica.jpg

Luz Eléctrica

Corno primer intento para alumbrar a la Ciudad de México de luz, eléctrica, la propuesta que hiciera el señor Alfredo B. Westrup de Venderle al gobierno del Distrito Federal el día 17 de enero de 1879, una máquina dínamo eléctrica inventada en Inglaterra capaz de iluminar al mismo tiempo la Plaza de Arenas y las Casas Consistoriales con 25 focos equivalentes a 480 velas.

La misma persona, Don Samuel B. Knight, que se había comprometido a introducir en el alumbrado el gas hidrógeno para la iluminación de la Ciudad de México ahora en el año le 1881, pretendía imponer la innovación del alumbrado eléctrico toda vez que ya también había viajado a Europa, venía representando a la firma “Brush” y había observado que el uso del gas pronto llegaría a su fin. La Compañía de Gas de México cambia su denominación social a parir del 1o. de julio de 1883 por el de Compañía de Gas y Alumbrado Eléctrico. El uso del gas para iluminar tuvo una duración de treinta años y desaparece la noche del 13 de febrero de 1898. En tal virtud los señores Siemens and Halske empezaron a proporcionar el servicio de alumbrado en sustitución de aquella. Lo que significaba entonces que durante esta época (1881- 1890) fueron empleados simultáneamente hasta cinco sistemas de alumbrado en la ciudad que se distribuyeron del centro a la periferia: la luz eléctrica, el gas, la solarína la trementina y el aceite. En esta época es inaugurada la vía férrea que comunicaba la Ciudad de México con la todavía alejada Tacubaya; se instalan las primeras lámparas de arco durante el régimen porfirista, También se crea el Ayuntamiento la “inspección del Alumbrado Público” con funciones de vigiar el cumplimiento de los contratos y otras atenciones del servicio de alumbrado. De los años de 1879 a 1894 fueron varias la firmas las personas que pretendieron introducir la innovación en el al alumbrado y los trabajos de electrificación continuaron a un ritmo acelerado, de tal manera que ya la ciudad aparecía iluminada de oriente a poniente de San Lázaro a la Colonia de los Arquitectos (hoy San Rafael) de sur a norte de la Calle de Matadero (hoy Fray Servando Teresa de Mier) hasta la Plazuela de Santiago Tlatelolco.

En virtud de que la ciudad tendía a crecer, como era natural, fueron apareciendo nuevas colonias como la Guerrero. Santa María la Rivera, San Rafael. de la Balsa o Morelos, Maza, Ampliación Morelos y Rastro, el Ayuntamiento se vio en la necesidad de lanzar una convocatoria a fin de que las personas que pudieran, procedieran a electrificarlas, mostrando desde luego y previamente solvencia económica y capacidad de equipo para proceder a efectuar dichos trabajos.

La firma Siemens y Halske de Alemania en el año de 1897 propuso al Ayuntamiento la electrificación de todo el centro de la ciudad mediante un cableado subterráneo que ya constituía otra innovación, lo que fue aceptado iniciándose los trabajos en las Calles de Tacaba, San Andrés y Santa Clara. Como datos importantes que se pueden consignar diremos que para el año de 1902 se constituye la Mexican Light and Power Company ó sea Compañía Mexicana de Luz y Fuerza con matriz en Canadá, quién por primera vez y aprovechando la caída del agua del Salto de Necaxa en el Estado de Puebla, pretende la instalación de una planta hidroeléctrica.

Gracias a todo ello y para año de 1905 en que se terminaron dichos trabajos, la Ciudad de México empezó a recibir luz, hidroeléctrica utilizando lámparas incandescentes de Edison y procediéndose de igual manera a electrificar las colonias de reciente creación como la Roma, la Condesa, Hipódromo, Peralvillo, Balbuena y algunas otras más. De esta manera poco a poco los anteriores sistemas fueron sustituidos por el eléctrico hasta en los barrios bajos.[2]

Anécdotas Geniales[editar | editar código]

En un tramo de República de Uruguay hay una placa de talavera que dice: Ésta fue la primera calle de la ciudad que tuvo alumbrado público 1783. Esta calle también es protagonista de una de las leyendas más temidas en el Centro de la Ciudad de México: La leyenda de Don Juan Manuel comenzó en el número 94 de la Calle República de Uruguay

Don Juan Manuel era un señor adinerado, respetado por todos. Además, se encontraba casado con la guapa e inteligente Doña María. Sin embargo, no todo era miel sobre hojuelas, ya que María no podía tener hijos.Por esta razón, Manuel decidió internarse en el Convento de San Francisco para sanar su alma. Poco tiempo después, le llegó el rumor que su esposa lo había traicionado con otro hombre.

Don Juan Manuel, vuelto loco por los celos, regresó a su casa en busca de venganza. Pero al no averiguar quién lo había traicionado, decidió recurrir a la hechicería. En donde realizó un pacto con el diablo, ofreciendo su alma a cambio de descubrir quién lo había deshonrado.Por lo que el diablo le dijo: “ A las 11 de la noche te asomarás por tu balcón, y al primer hombre que pase, tendrás que asesinarlo”.

Cada noche, Don Manuel estaba listo para matar a la primera persona que apareciera en su calle. A sus víctimas les preguntaba la hora, y cuando estos respondían, él contestaba: “Dichoso aquél que sabe la hora de su muerte”.[3]

Referencias[editar | editar código]

  1. Tomado de: https://www.cdmx200lugares.com/republica-de-uruguay-primera-calle-iluminada/#.Xt2Ycjoza00 Fecha de consulta 06/06/2020
  2. Esta información fue tomada de: https://www.stunam.org.mx/8prensa/cuadernillos/cuaderno57.htm Fecha de consulta 07/07/2020
  3. Tomado de: https://mas-mexico.com.mx/don-juan-manuel-el-espiritu-que-acecha-en-calle-uruguay-aynanita/#:~:text=Cuenta%20la%20leyenda%20que%20Don,se%C3%B1or%20adinerado%2C%20respetado%20por%20todos.Fecha de consulta 06/06/2020