Real y Pontificia Universidad de México

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La Real y Pontificia Universidad de México fue fundada el 21 de septiembre de 1551. Su primer localización fue a unos metros de la Plaza de la Constitución en la Colonia Centro - Centro Histórico, esta universidad no sólo fue la primera en la Ciudad de México, sino que fue la primera en el Continente, por esta razón forma parte de una de las 49 Primeras veces en la Ciudad de México, Fray Juan de Zumárraga y el virrey Antonio de Mendoza fueron los principales fundadores de la institución con el objetivo de educar a los indígenas recién convertidos.

Datos

Época

Real y Pontificia Universidad de México

Real y Pontificia Universidad de México

Coordenadas
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Historia[editar | editar código]

Real y Pontificia Universidad.jpg

Época Colonial

Antecedentes

El origen de la historia de la educación superior en México la podemos situar cuando el 6 de enero de 1536 es inaugurado el Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, escuela formada a iniciativa de Fray Juan de Zumárraga; ésta fue la primera institución de enseñanza superior del hemisferio, centro de alta cultura, en donde estuvo la primera biblioteca académica del continente y en donde se impartía entre otras, una clase teórica de medicina indígena, dada por los mismos indígenas. De aquí salió, en 1552, el primer libro de medicina en edición trilingüe producido en el continente americano, el manuscrito del herbario denominado "Códice de la Cruz-Badiano", escrito al alimón por el indio xochimilca Martín de la Cruz en náhuatl y traducido al latín y al español por el mismo Juan Badiano.

Fundación de la primera Universidad de México

Siglo XVI

Gracias a instancias del Ayuntamiento de la Ciudad de México, del virrey Don Antonio de Mendoza y de Fray Juan de Zumárraga ante las autoridades peninsulares metropolitanas, el 21 de septiembre de 1551, en la ciudad de Toro, España, el emperador Carlos V emite la Real Cédula de erección que crea la Universidad de México; el 25 de enero de 1553, con solemnísima pompa y rogativas, la Real Universidad de México se constituyó oficialmente ante el virrey y la Audiencia y el 3 de junio de 1553, abrió sus puertas iniciando cursos con ocho cátedras, un claustro de doctores que no llegaba a quince miembros y con menos de 100 estudiantes. A Francisco Cervantes de Salazar se le encomendó el discurso inaugural. [1]

La mencionada cédula real estableció que la nueva fundación gozaría de tantos privilegios como la Universidad de Salamanca; asimismo, prescribió que el Virrey y la Audiencia se ocuparían de todo lo relativo a su puesta en marcha y organización. Todos los oidores entonces presentes en México se habían graduado en Salamanca, y decidieron organizar la naciente institución dándole una estructura análoga a la de su alma mater. El Rey, por haber fundado la Universidad era su patrono, es decir se ocupaba del sostenimiento de la institución y podía dictar los estatutos de la nueva institución.[2]

Puesto que la Universidad de México conceda entre otros los grados de teología y de derecho canónico, es decir, eclesiástico, era necesario que el Papa, como jefe de la Iglesia, sancionara también dichos estudios: la Universidad de México fue confirmada mediante bula de Clemente VIII en 1595. A raíz de esto la Real Universidad de México solo a fines del siglo XVIII empezó a llamarse así misma Real y Pontificia.

Gracias a la naciente universidad se crearon las condiciones para formar aquí una minoría de letrados capaz de desempeñar los cargos medios de la burocracia estatal y eclesiástica, en vez de que los criollos tuvieran que dirigirse a España para obtener dicha capacitación, o de que, por no existir en México un personal calificado para dichos puestos administrativos, todos ellos tuvieran que ser proveídos desde España, y con individuos de origen peninsular.

Siglo XVII

Primer ubicación de la Real y Pontificia Universidad

Hacia fines del siglo XVII la autonomía corporativa de la Universidad se vio estrechada por la Corona, lo que se tradujo en un poder de decisión cada vez mayor del elemento peninsular en una institución marcadamente criolla desde sus orígenes, y en una cada vez mas limitada participación de estudiantes y bachilleres en el gobierno de la Universidad. Por lo que hace al aspecto administrativo, la Universidad siguió funcionando con una administración sobria a pesar de que había crecido notablemente desde sus orígenes. Pero en lo académico, los estudiantes universitarios seguían estudiando en libros que habían recibido como herencia medieval.

Durante su evolución en el lapso colonial, la Universidad fue modificando su legislación operativa: en 1580 con las del doctor Pedro Farfán; las del arzobispo Moya, en 1585, y finalmente las del visitador real, el obispo Palafox, quien compiló, unificó y modificó las regulaciones anteriores, aprobadas por el rey en 1648.

Siglo XVIII

En el siglo XVIII los Borbónes en el trono de España, implementaron una serie de medidas tendientes a reformar política, económica y culturalmente a la metrópoli, así como los reinos que conformaban el Imperio Español. En materia educativa los Borbónes reestructuraron el sistema educativo de la Nueva España, y la Real Universidad no estuvo al margen de estas innovaciones. El conjunto de reformas propiciadas por los Borbónes fue visto por los criollos como medidas que les restaban su poder político, económico y social dentro de la Nueva España. Las reformas borbónicas tendían a reforzar la presencia de los españoles peninsulares en las actividades de mayor peso del reino y a quitarle importancia a la capacidad de los americanos. Por otra parte, el establecimiento de tres nuevas instituciones de educación superior por el régimen Borbón en la Nueva España, amenazaba con destituir a la Universidad de sus privilegios como rectora de la educación superior. Estas instituciones fueron: la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, fundada en 1784; el Jardín Botánico, inaugurado en 1788, y el Real Seminario de Minas, establecido hacia 1787. En estas instituciones se impartían las cátedras ilustradas de la Época, que competían con la enseñanza tradicional de la Universidad.

Siglo XIX

Con esta resistencia al cambio y a una reforma de la enseñanza llegó la Real Universidad de México a los albores del siglo XIX en condiciones organizativas y estructurales sumamente deterioradas. La independencia de México en 1810 parece no haber tenido consecuencias en la Universidad.

Defendida por conservadores y arduamente atacada por liberales por ser una institución del viejo régimen, vivió durante la primera mitad del siglo XIX una serie de continuas clausuras y reaperturas que terminaron por minar su obsoleta estructura, hasta que el Segundo Imperio mexicano, cerró la Universidad definitivamente el 30 de noviembre de 1865. Según el Emperador Maximiliano, defensor de las ideas de la ilustración y del modelo francés de universidad, la educación mexicana en su totalidad requería una urgente re-estructuración de su sistema educativo; y en lo referente a la educación superior proponía la creación de escuelas especiales para los diferentes saberes en vez de una universidad que carecía de todo sentido.

La Ley Orgánica de Instrucción Pública del 2 de diciembre de 1867 estableció en el Distrito Federal una serie de Escuelas Nacionales que suplirían los estudios anteriormente impartidos por la Universidad. Esta misma Ley estableció la Escuela Nacional Preparatoria como columna vertebral de la organización educativa, para arrancar el proyecto positivista en México.[2]

El Archivo General de la Nación (AGN), en el fondo Universidad, conserva el desarrollo e historia de la primera institución universitaria que permitió el florecimiento del conocimiento, las letras y artes en México.

Administración[editar | editar código]

En la organización de la Real Universidad de México podemos distinguir tres niveles, el corporativo, por el cual la Universidad se auto gobernaba a través de los distintos claustros; en segundo lugar, el administrativo y financiero; por ultimo, el académico, que incluía la provisión y lectura de cátedras, los actos académicos de conclusiones, y los grados que se concedían a quienes cursaban las lecciones y tomaban parte en dichos actos. El gobierno de la Universidad de México se distribuía en varias distancias: el rector era la cabeza de la Universidad y presidente de sus Órganos colegiados, representante de la autoridad académica; el canciller o maestrescuela de la catedral en el caso de México tenía que velar por los intereses de la iglesia en la formación de los clérigos. La elección de rector se llevaba a cabo anualmente y por voto secreto a través del claustro de consiliarios, compuesto -hasta 1654- por el rector saliente y ocho estudiantes matriculados en la Universidad. Si bien, por tradición salmantina, el oficio de rector estaba reservado a los estudiantes, en México la rectoría estuvo, salvo en contadas excepciones, ocupada por doctores.

En lo que se refiere a la corporación o gremio, la Universidad constaba de cuatro tipos de claustros, es decir, Órganos colegiados de carácter consultivo y ejecutivo, compuestos por los doctores y maestros graduados en la Universidad:

1. El claustro pleno, integrado por el rector y la totalidad de doctores y maestros de la Universidad.

2. El claustro de rector y conciliarios, los que eran ocho, elegían al rector.

3. El claustro de doctores, que resolvía con el rector los asuntos ordinarios de la institución.

4. El claustro de diputados.

En lo que se refiere al aparato administrativo, la Universidad se auxiliaba para sus diversas funciones de un n˙mero muy reducido de personal administrativo. Durante toda la Época colonial, el subsidio real fue la fuente mas importante de la hacienda de la Universidad, se trataba de cantidades fijas; los gastos también se mantenían fijas durante toda la Época colonial ya que los salarios no tuvieron alteración en todos estos años. A parte del subsidio, la Universidad tenía rentas complementarias derivadas de la imposición de censos, del arrendamiento del patrimonio inmobiliario, así como de derechos de matricula, grados y provisiones de cátedra. Sin embargo, todas estas rentas complementarias eran ingresos mínimos en comparación con el subsidio real.

El claustro supervisaba las finanzas de la Universidad y el sindico tesorero, es decir un empleado de la Universidad era el encargado de cobrar las rentas y distribuir el gasto. Los estudios en la Universidad estaban organizados por facultades: la facultad menor o de Artes y las cuatro facultades mayores de Medicina, Derecho Civil o Leyes, Derecho Eclesiástico o Cánones y Teología. La Facultad de Artes, que correspondía aproximadamente a la actual enseñanza preparatoria, requería de tres años de estudio en la cátedra de lógica o súmulas y en la de filosofía. Una vez obtenido el bachillerato en artes, los estudiantes podían pasar a cualquiera de las cuatro facultades mayores. La de menor jerarquía dentro de aquéllas era la de Medicina y seguía la de Leyes, en donde se debía estudiar el Corpus iuris civilis, la compilación de leyes preparada por encargo del emperador Justiniano, es decir el derecho romano. De mayor jerarquía que los anteriores era la Facultad de Cánones, donde se estudiaba el corpus del derecho eclesiástico. La Facultad de Teología, la primera jerárquicamente, se leían los libros que contenían los dogmas de la Iglesia, a partir del siglo XVI la Suma Teológica de Santo Tomas.[2]

Referencias[editar | editar código]


  1. Tomado de: https://www.medigraphic.com/pdfs/iner/in-2007/in072f.pdf Fecha de consulta 01/06/2020
  2. 2,0 2,1 2,2 Tomado de https://www.redalyc.org/pdf/869/86900802.pdf Fecha de consulta 01/06/2020