Glorieta Nuevo Caballito

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Datos

Época

Glorieta Nuevo Caballito

Glorieta Nuevo Caballito

Alcaldía
Colonia
Dirección
Colonia Cuauhtémoc, Cuauhtémoc, 06030 Mexico City
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Coordenadas
19° 26' 8.30" N, 99° 8' 58.24" W

La Glorieta Nuevo Caballito es una de las 49 glorietas más conocidas de la Ciudad de México y está ubicada en los límites de las Colonias Centro y Tabacalera. Su nombre se debe a que de 1852 a 1979 al centro de esta glorieta estuvo la famosa escultura de Carlos IV de España, mejor conocida como "El caballito", que en la actualidad se encuentra en la explanada del Museo Nacional de Arte. En 1992 se colocó una nueva escultura que representa la cabeza de un caballo, para recordar la obra memorable de Manuel Tolsá que se había convertido en ícono del lugar, dado que la Glorieta del Caballito era uno de los cruces más transitados para llegar al Zócalo.

Avenidas y Calles[editar | editar código]

Orígenes[editar | editar código]

Siglo XVIII[editar | editar código]

El lunes 18 de julio de 1796, por la mañana, se llevó a cabo una ceremonia en la Plaza Mayor de la Ciudad de México, con asistencia del virrey, don Miguel de la Grúa Talamanca, marqués de Branciforte, y los miembros de la Real Audiencia y del Ayuntamiento para colocar una caja que contenía “monedas de oro desde una onza hasta la más pequeña, y otras de plata desde un peso hasta un cuartillo, todas nuevas con el año, mes y día. También se pusieron dos guías de forasteros, una de España y otra de México, y una lámina de bronce con inscripciones conmemorativas”. Era una caja del tiempo que preparaba la colocación de una escultura de madera dorada que representaba al rey Carlos IV montado sobre un brioso corcel. En realidad, la idea del controvertido virrey para mostrar su fidelidad al monarca era realizar una estatua de bronce, pero como no había suficiente material en la Nueva España, el escultor valenciano Manuel Tolsá satisfizo momentáneamente los deseos de Branciforte con una escultura provisional.[1]

Así, el 9 de diciembre de aquel año, día del cumpleaños de la reina María Luisa, se estrenó la estatua del rey. Pese a no ser lo que realmente se ambicionaba, “en Palacio tiraron muchas monedas de medio peso con la cara del rey por un lado y por el otro, el mismo rey a caballo”. Hubo misa pontifical en la Catedral con sermón del canónigo José Mariano Beristáin y, como parte del mismo festejo, en la Plaza de San Lázaro el virrey dio “el primer barretazo” con el que inauguró el nuevo camino a Veracruz. “Hubo besamanos en Palacio, en la tarde paseo y en la noche teatro, baile y cena, con muchos castillos de fuego”; finalmente, se organizaron dos temporadas de toros de tres corridas cada una.[1]

Siglo XIX[editar | editar código]

No obstante, las pretensiones del gobernante se mantuvieron firmes en conseguir una escultura de bronce para su rey. En 1799, Manuel Tolsá concluyó el molde de madera que serviría para vaciar en bronce la pieza; pero el material no se reunió sino hasta el año de 1802, ya cuando el virrey era Félix Berenguer de Marquina. Para llevar a cabo la fundición se emplearon dos hornos construidos ex profeso en el colegio de San Gregorio, que se encendieron a las 5 de la tarde del día 2 de agosto y contenían “seiscientos quintales de metal. Ardieron constantemente hasta las seis de la mañana del 4, en que, reconociéndose ya fluido, se abrieron los conductos, y corrió libremente por los tragaderos y demás cañones del molde por el largo espacio de quince minutos”. Hubo temores de que el molde se hubiera deteriorado expuesto a los temblores y al terreno fangoso de la ciudad, por tal motivo, “a costa de imponderable fatiga”, el maestro fundidor Salvador de la Vega (“sujeto muy versado en la fundición de campanas”) se tomó cinco días en retirar el molde, “y se halló que el metal lo había cubierto enteramente, y que por consecuencia estaba logrado el lance; resultando de todo la gloriosa satisfacción de que, siendo ésta la fundición más grandiosa de cuantas se han ejecutado hasta hoy en los Dominios Españoles, saliese de una vez completa y con aquella perfección que se puede desear en obras de igual clase, siempre difíciles y sujetas a contingencias incapaces de preverse”.[1]

La escultura fue colocada mirando al oriente sobre “un magnífico Pedestal, cuyo embasamiento es de planta octagonal de trece y media varas de diámetro, erigido en el centro de la elipse que forma la nueva soberbia Plaza, construida para el efecto dentro de la mayor de esta Capital”, cuyo diseño fue realizado por el arquitecto Antonio González Velázquez, director de la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos.[1]

Aunque la pieza fue ubicada en la Plaza Mayor de México desde el año de 1802, el virrey José de Iturrigaray llevó a cabo la inauguración oficial el 9 de de diciembre de 1803, para celebrar nuevamente a la reina María Luisa. En 1823, la escultura de El Caballito se trasladó al patio de la antigua Universidad, que se encontraba en el costado oriente de la Plaza del Volador. En 1852, el arquitecto Lorenzo de la Hidalga se encargó de llevar la escultura a la glorieta de Bucareli y la colocó sobre el pedestal que tiene actualmente; en ese lugar permaneció hasta el año de 1979. En mayo de aquel año El Caballito fue trasladado a su actual ubicación en la Plaza Manuel Tolsá, entre el Museo Nacional de Arte y el Palacio de Minería. En esa ocasión el arquitecto que llevó a cabo la delicada maniobra fue Sergio Zaldívar Guerra. La escultura fue declarada Patrimonio Nacional el 9 de febrero de 1931, por ser una “notable obra de arte”.[1]

Historia[editar | editar código]

Este punto es conocido como la glorieta del Caballito, ya que en el centro estuvo la estatua ecuestre del rey Carlos IV de España entre 1852 y 1979; desde ahí fue testigo del crecimiento y las transformaciones de la capital, el inicio y el fin del Porfiriato y las primeras expresiones de la modernidad, como el tranvía y el automóvil. Hoy esta famosa obra de Manuel Tolsá está frente al Palacio de Minería, en Tacuba.

1900-1950[editar | editar código]

Este cuadrante también llevó el mote de Esquina de la Información, por ser el hogar de los diarios más longevos de la ciudad, El Universal y Excélsior. En 1921, el primero erigió su nueva casa editorial en Bucareli 8, entonces llamada “la Catedral de la Prensa”; como dato curioso, en la azotea se filmaron varias escenas de la película Días de Otoño, de 1962. El segundo periódico llegó en 1922 y se instaló justo enfrente, en un inmueble diseñado por el arquitecto Silvio Contri; poco después se extendió al de Reforma 18, fue propiedad del Partido Revolucionario Institucional. En el sitio que hasta hace unos días ocupó Excélsior no queda ninguna huella de su interesante pasado.

En el siglo XIX aquí estuvo la alberca Blasio, parte de un conjunto de balnearios que se establecieron en esta zona de la actual colonia Juárez. Para los albores del XX, la alberca ya había sido reemplazada por un parque de diversiones donde funcionó una de las primeras montañas rusas de la ciudad, que ahora sólo vive en algunas postales. Y en la década de los treinta, la esquina de Reforma y Bucareli todavía albergaba varios locales comerciales con negocios muy diversos; en uno de ellos abrió sus puertas el cabaret Montparnasse, que gozó de cierta fama hasta su clausura en diciembre de 1933. El símbolo del rumbo es el edificio El Moro de la Lotería Nacional, es un antiguo rascacielos que posee una arquitectura estilo art déco que fue inaugurado en noviembre de 1946.[2]

1970[editar | editar código]

En la acera opuesta aún destaca la Torre Prisma, edificio de oficinas planeado por Ramón Torres, David Muñoz y Sergio Santa Cruz en 1971, con su característica figura geométrica en la planta baja. En el camino hay que apreciar los detalles de cantera en la fachada de la construcción vecina, marcada con el número 97 de Juárez y concluida para la compañía de seguros La Comercial.

1990[editar | editar código]

Para reemplazarla la escultura de "El Caballito", en 1992 se colocó, en el lado noreste, la Cabeza de caballo de Sebastián, una escultura amarilla que también sirve para cubrir una lumbrera del drenaje profundo. La explanada triangular nació con la ampliación de Reforma hacia el norte en 1964; anteriormente, en el mismo lugar se encontraba el pequeño Teatro Caballito, donde el público disfrutó las obras de dramaturgos y poetas como Octavio Paz, además de una residencia que perteneció a la familia Limantour y se convirtió en la embajada de los Estados Unidos. A un costado era posible visitar el Hotel St. Francis, que más tarde fue la sede del Partido Acción Nacional, y la vieja Secretaría de Relaciones Exteriores. Desde 1988, la Torre del Caballito domina este ángulo de la glorieta.

Referencias[editar | editar código]

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 Tomado de http://www.revistaimagenes.esteticas.unam.mx/el_caballito_de_la_gloria_al_infortunio, consultado el 07/05/20.
  2. Tomado de https://www.maspormas.com/ciudad/glorieta-del-caballito-lugar-recuerdos/, consultado el 07/05/20.